Educar a los niños en temas financieros no solo les ayuda a comprender cómo funciona el dinero, sino que también les brinda herramientas para tomar decisiones más conscientes, responsables y seguras en el futuro. Aunque muchas veces pensamos que los niños son demasiado pequeños para hablar de dinero, lo cierto es que nunca es demasiado pronto para empezar a inculcarles hábitos financieros saludables.
Desde entender que el dinero no es infinito, hasta aprender a diferenciar entre lo que necesitan y lo que quieren, enseñarles el valor del dinero desde temprana edad puede marcar la diferencia en su vida adulta.
El dinero forma parte de nuestro día a día. Compramos comida, pagamos servicios, vamos al cine, compramos ropa, ahorramos para vacaciones… Todo gira en torno a decisiones financieras. Si los niños aprenden a relacionarse de forma sana con el dinero desde pequeños, será más probable que:
Los expertos recomiendan comenzar la educación financiera en casa desde los 3 o 4 años. Obviamente, el enfoque debe adaptarse a su nivel de comprensión. A esa edad, lo importante es que empiecen a asociar el dinero con su uso y valor, no con cantidades exactas.
A medida que crecen, se pueden introducir conceptos más complejos, como el ahorro, el presupuesto, los ingresos y los gastos.
En esta etapa, los niños pueden empezar a entender que el dinero se utiliza para comprar cosas. Algunas ideas para enseñarles:
Aquí ya pueden comprender conceptos más claros de ingreso, ahorro y gasto. Algunas actividades recomendadas:
Cuando ya son más grandes, pueden aprender sobre presupuestos, administración del dinero y hasta tarjetas de débito (controladas por los padres):
Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si te ven ahorrar, planear tus gastos y no comprar impulsivamente, aprenderán que esa es la forma correcta de usar el dinero.
Desde pequeños pueden entender esta diferencia. Cuando pidan algo, pregúntales: “¿Lo necesitas o solo lo quieres?”. Esto fomenta la reflexión y el autocontrol.
Cuando logren ahorrar para algo o tomar una buena decisión con su dinero, reconócelo. Esto refuerza el hábito positivo.
Muchas familias evitan hablar de dinero con los niños, pero es mejor abordarlo con naturalidad. Explica por qué no se puede comprar todo lo que se quiere y cómo se trabaja para obtener ingresos.
La educación financiera en la infancia no solo prepara a los niños para manejar mejor sus recursos, sino que también fomenta valores como la paciencia, la gratitud, el esfuerzo y la empatía. No necesitas ser experto en finanzas para lograrlo; con pequeños hábitos, ejemplos y conversaciones diarias, estarás formando adultos responsables y conscientes de su entorno económico.
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